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lunes, 31 de octubre de 2011

domingo, 30 de octubre de 2011

Cisma de la Iglesia católica

El Cisma de Oriente y Occidente, es el nombre dado al evento de mutua excomunión que separó al Papa y a la cristiandad de Occidente, de los patriarcas y cristiandad de Oriente, especialmente del principal de ellos, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla.

Controversia filioque
En el año 589, durante el Tercer Concilio de Toledo, se produjo la añadidura del término filioque (traducible como "y del Hijo"), por lo que el Credo pasaba a declarar que el Espíritu Santo procede no exclusivamente del Padre, sino del Padre y del Hijo:
“et in Spiritum Sanctum, dominum et vivificantem, qui ex Patre Filioque” procedit ("y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo")

Cisma
En el año 1054, el Papa León IX quien, amenazado por los normandos, buscaba una alianza con Bizancio, mandó una embajada a Constantinopla encabezada por su colaborador, el cardenal Humberto de Silva Candida. Los legados papales negaron, a su llegada a Constantinopla, el título de ecuménico al Patriarca Miguel I Cerulario y, además, pusieron en duda la legitimidad de su elevación al patriarcado. El patriarca se negó entonces a recibir a los legados. El cardenal respondió publicando su Diálogo entre un romano y un constantinopolitano, en el que se burlaba de las costumbres griegas y, tras excomulgar a Cerulario mediante una bula que depositó el 16 de julio de 1054 sobre el altar de la Iglesia de Santa Sofía, abandonó la ciudad. A su vez, pocos días después (24 de julio), Cerulario respondió excomulgando al cardenal y a su séquito, y quemó públicamente la bula romana, con lo que se inició el Cisma. Alegaba que, en el momento de la excomunión, León IX había muerto y por lo tanto el acto excomunicatorio del cardenal de Silva no habría tenido validez; añade también que se excomulgaron individuos, no Iglesias.
Las causas primarias de la cisma fueron sin duda las tensiones producidas por las pretensiones de suprema autoridad (el título de "ecuménico") del Papa de Roma y las exigencias de autoridad del Patriarca de Constantinopla. Efectivamente, el Obispo de Roma reclamaba autoridad sobre toda la cristiandad, incluyendo a los cuatro Patriarcas más importantes de Oriente; los Patriarcas, por su lado, alegaban, según su entendimiento e interpretación de la Sagrada Tradición Apostólica y las Sagradas Escrituras, que el Obispo de Roma solo podía pretender ser un "primero entre sus iguales" o "Primus inter pares". Por su parte, los Papas, según su interpretación de la Tradición Apostólica y las Sagradas Escrituras, declaraban que "es necesario que cualquier Iglesia esté en armonía con la Iglesia (de Roma), por considerarla depositaria primigenia de la Tradición apostólica" (San Irineo de Lyon, s. II d. C.). También tuvo gran influencia el Gran Cisma en las variaciones de las prácticas litúrgicas (calendarios y santorales distintos) y disputas sobre las jurisdicciones episcopales y patriarcales.
Tanto la Iglesia Ortodoxa como la Iglesia Católica Romana, reivindican también la exclusividad de la fórmula: "Una, Santa, Católica y Apostólica" implicándose cada una como la única heredera legítima de la Iglesia primitiva o universal y atribuyendo a la otra el haber "abandonado la iglesia verdadera" durante el Gran Cisma.



sábado, 29 de octubre de 2011

Música

La música sacra o cantos gregorianos eran muy frecuentes en la edad media, algunos ejemplos son:



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jueves, 27 de octubre de 2011

Inquisición

La reaparición del comercio, la industria, la vida urbana, así como el desarrollo de burgueses, influyeron en la Iglesia. Aparecieron nuevas ideas sobre la pobreza, basadas en interpretaciones libres de los Evangelios, que combatían el enriquecimiento de los burgueses. Como algunos de los que predicaban tales ideas pusieron en duda la autoridad del Papa y ciertos dogmas, fueron declarados herejes. Para combatir esos "errores" contra el dogma católico - así los consideraba la Iglesia católica de la época -, el Papa Gregorio IX estableció el Tribunal de la Inquisición, en sus Bulas de 1233.


En un sentido, el Tribunal de la Inquisición representó un avance en los procedimientos judiciales de la época (por ejemplo, había que probar con testigos y documentos una acusación y el acusado tenía su defensor), sin embargo, ello fue anulado por la utilización de la tortura como medio para lograr que el acusado se retractara de la herejía. Finalmente, los condenados eran quemados vivos en la hoguera.


Desde el siglo XIII, los jueces de la Iquisición juzgaron y condenaron a la hoguera a cuantos difundían lo que ellos consideraban herejías. Tal fue el caso de los cátaros (presentes en parte de Francia y España), quieres como cristianos, realizaron una interpretación propia y alternativa de la Biblia contrapuesta a las creencias cristianas fundamentales. Entre otras cosas, propusieron un modelo de salvación basado en un único sacramento, el bautismo del Santo Espíritu. Los cátaros fueron perseguidos y varios de ellos condenados a la hoguera, especialmente durante el siglo XIII.


Fuente: LibroDeClasesTerceroMedio

miércoles, 26 de octubre de 2011

Crisis del feudalismo y Estado Moderno

La crisis del feudalismo es el periodo de decadencia por el cual pasa el feudalismo, y se caracteriza por el agotamiento de las tierras de cultivo y la falta de alimentos, lo que por consecuencia produjo hambruna y una gran cantidad de muertos. Esto conllevó a la aparición de enfermedades epidémicas, como pestes. Tal es el caso de la conocida peste negra, la cual disminuyó notoriamente el número de población europea.
Los vasallos prefirieron realizar pagos en metálico a cambio de la ayuda militar debida a sus señores; a su vez éstos tendieron a preferir el dinero, que les permitía contratar tropas profesionales que en muchas ocasiones estaban mejor entrenadas y eran más disciplinadas que los vasallos. Además, el resurgimiento de las tácticas de infantería y la introducción de nuevas armas, como el arco y la pica, hicieron que la caballería no fuera ya un factor decisivo para la guerra. La decadencia del feudalismo se aceleró en los siglos XIV y XV. Durante la guerra de los Cien Años, las caballerías francesa e inglesa combatieron duramente, pero las batallas se ganaron en gran medida por los soldados profesionales y en especial por los arqueros de a pie. Los soldados profesionales combatieron en unidades cuyos jefes habían prestado juramento de homenaje y fidelidad a un príncipe, pero con contratos no hereditarios y que normalmente tenían una duración de meses o años. Este "feudalismo bastardo" estaba a un paso del sistema de mercenarios, que ya había triunfado en la Italia de los condotieros renacentistas.




Fue en este momento cuando los reyes aprovecharon esta crisis del feudalismo para retomar su poder, y su proceso de surgimiento se aceleró en el Renacimiento, con profundas transformaciones en los mecanismos del gobierno y en el ejercicio del poder. Este proceso estuvo respaldado por la burguesía, una nueva clase social nacida con este tipo de Estado. El Estado moderno poseía identidad, estaba organizado, estructurado y era formal; era reconocido políticamente por otros y el poder estaba centralizado. Su formación tuvo variadas consecuencias a nivel político, económico y social. Fue el modo de gobierno utilizado en toda la Edad Moderna y parte de la Contemporánea.




Fuente: HistoriaUniversal

martes, 25 de octubre de 2011

Crisis Agrícola

Las crisis sociales principalmente afectaban en mayor cantidad al sector más pobre de la población (campesinos). Esta crisis comienza con el desequilibrio que existió cuando la población comenzó a crecer y con el estancamiento de las producciones.



  Factores de la crisis

  • Todo apunta a que fueron el hambre, la guerra y las pestes que desde finales del S.XIII asolaron Europa, pero estos no son factores únicos de la depresión agrícola, pues son extrapolables a la crisis en general.
  • Aunque no son cuestiones nuevas tendrán un gran impacto en el S.XIV produciendo un gran cataclismo y actuando sobre una sociedad en descomposición, debido a la subida de los impuestos llevada a cabo como reafirmación monárquica.
  • A ello se une la escasez de metal, sobretodo plata, por lo que se recurrirá a devaluar la moneda con aleaciones más débiles, produciéndose así unos desajustes en los precios de los productos y salarios de trabajo.
  • El hambre sería producto de las malas cosechas de la insuficiencia de las mismas o directamente, de su perdida, pues que la producción de cereales, base de la alimentación, decae por un agotamiento natural de los suelos, ya que el único abono era el estiércol animal, que había ido a menos debido al desarrollo agrícola.
  • Además, al aumentar la población, también se produce una intensificación en el trabajo de los suelos y experimentan avances los cultivos de otros productos, sobretodo los relacionados con la industria textil (lino) aumentando de manera espectacular la producción de lienzos.
  • Pero sobre todo hay un cese en las roturaciones, fenómeno que se dio de forma masiva en los siglos anteriores.

domingo, 23 de octubre de 2011

Comienzos


Con la invasión bárbara en el Imperio Romano de Occidente, convivieron distintas creencias religiosas. El paganismo imperaba entre los anglosajones, los francos y los suevos. El arrianismo, opuesto al cristianismo, ya que negaba la identidad de naturaleza entre Dios Padre y su hijo Jesucristo, era la fe que abrazaron los vándalos, los burgundios, los visigodos y los ostogrodos.
Sin embargo, la Iglesia cristiana se impuso como factor unificador y poco a poco, los reinos se convirtieron al cristianismo. Los francos, durante la monarquía de Clodoveo, adoptaron el cristianismo, a fines del siglo V, y los visigodos lo hicieron a fines del siglo VI, bajo el reinado de Recaredo.
En el siglo VIII, Pepino el Breve, hijo de Carlos Martel, considerado defensor de la cristiandad, por impedir el avance de los pueblos musulmanes sobre el reino de los francos, obtuvo la corona, e inauguró la dinastía carolingia, con el apoyo del Papa, a quien los francos se comprometieron a ayudar para repeler a los lombardos.
Con la asunción de Carlomagno, en el año 800, como Emperador, coronado por el Papa, y la construcción de un nuevo imperio en Occidente, se estableció un mutuo acuerdo de sendas autoridades entre el papa y el Emperador, transformándose el último en el brazo armado de la Iglesia.
Luego de la muerte de Carlomagno y de su hijo, Luis El Piadoso, en el año 843, por el Tratado de Verdún, el imperio se dividió en tres partes, desintegrándose el imperio carolingio, pero no la autoridad del Papa, que la ejerció sobre todo el territorio.
Tomando como modelo la organización administrativa romana, la Iglesia se dividió en provincias y diócesis. Los Papas, considerados sucesores del apóstol San Pedro, y cabezas de la Iglesia, fijaron su residencia en Roma.
La autoridad religiosa contaba para asegurar su autoridad, con dos instrumentos: la Excomunión, por la cual podía excluir de su seno a quienes no la obedecieran, y la Inquisición, cuyos tristemente famosos tribunales, realizaban juicios a los sospechosos de herejías que eran condenados a penas crueles, como la muerte en la hoguera.
En el siglo XI, el Papa Gregorio VII, realizó una reforma religiosa para imponer la autoridad del Papa sobre cualquier otro poder, además de dotar a la iglesia de un cuerpo legal propio, que originó el derecho Canónico. Esto enfrentó a la autoridad eclesiástica con el Emperador por el poder, en la Querella de Investiduras, hasta la firma del Concordato de Worms, en el siglo XII, donde se definieron las atribuciones de ambos poderes.
Posteriormente surgieron nuevas órdenes, llamadas mendicantes, como los franciscanos y los dominicos, que a diferencia de otros religiosos no debían establecer su residencia en un lugar fijo, actuando como predicadores, misioneros, inquisidores, canonistas, teólogos o intelectuales.
Ambas datan de comienzos del siglo XIII. La primera se debe a la obra de San Francisco de Asís, basada en las virtudes de la fe y la caridad. La segunda, a Santo Domingo de Guzmán, quienes renunciaron a los bienes terrenales, combatieron la herejía y privilegiaron el conocimiento como medio de lograr sus aspiraciones religiosas.
A partir del siglo XI y hasta fines del Siglo XIII, se produjeron las cruzadas, con el fin de recuperar la ciudad de Jerusalén, en poder de los turcos, con nefastas consecuencias, salvo la reactivación del comercio.
Entre los siglos XI y XIII, se produjo la reconquista española, sobre el territorio ocupado por los musulmanes, formándose cuatro reinos cristianos: Navarra, Aragón, Portugal y Castilla.
En el siglo XIII, la Iglesia estableció una nómina de oficios o profesiones consideradas deshonrosas, entre las que incluía a los mercaderes y banqueros, pues la finalidad de ganancia de sus actividades, los alejaba del fin de un buen cristiano. Condenaba la usura, el crédito y el préstamo.
Como tenían la posibilidad de arrepentimiento, tras una larga vida al frente de sus negocios, ya al final de sus días, los que ejercían estas profesiones indignas, las abandonaban, expresando su arrepentimiento, haciendo donaciones, o ingresando a órdenes religiosas, para lograr su salvación eterna.
Para evitar esta disociación entre el nuevo orden urbano que implicaba la existencia de personas dedicadas al comercio, la iglesia estableció que esa actividad, no sería considerada prohibida si se realizaba con la finalidad del bien común.
En el siglo XIV, la Corona francesa protagonizó una disputa con la Iglesia, donde la primera logró establecer su predominio, trasladando a Aviñón (Francia), el lugar de residencia del Papa y nombrando como sucesores a Papas franceses.
Una parte de la Iglesia, desconoció la autoridad francesa, y otro Papa, se instaló en Roma coexistiendo con el de Aviñón. Esta situación se prolongó hasta el año 1417, y es conocida como el Cisma de occidente.
En el siglo VIII, sucedió la crisis iconoclasta, que dividió el mundo cristiano entre los que veneraban las imágenes religiosas (íconos) y los que se oponían a ellos. Prohibido el culto a los íconos por el emperador León III, fue restituido a fines del siglo VIII, por presión de los fieles, que entregando ofrendas a las imágenes encontraban un modo de canalizar su fe y por los propios religiosos, que habían perdido una fuente de ingresos.
En el año 1054, se produjo la definitiva división de ambas iglesias cristianas: la de Roma, cuya fe adoptó la denominación de católica apostólica romana, profesada en Europa Occidental, y la bizantina, con sede en Constantinopla, cuya religión se denominó católica ortodoxa griega, que tuvo adeptos en Europa Oriental, el Imperio Bizantino y Rusia, y que no le disputó jamás el poder al imperio.




Fuente: LaGuia.Com