Nombrado obispo de Cerveteri por el papa Formoso fue sin embargo uno de los participantes en el "concilio del cadáver" que se celebró contra dicho pontífice a instancias del papa Esteban VI y que finalizaría con la exhumación y profanación del cadáver.
A la muerte del papa Esteban VI, en 897, intentó, apoyado por la familia Spoleto, acceder por primera vez al trono papal aunque fracasó al resultar elegido Teodoro II.
Al año siguiente intentó por segunda vez acceder al pontificado, fracasando nuevamente al ser elegido Juan IX lo que le supuso ser excomulgado y exiliado hasta que el papa León V revocó la excomunión y pudo volver a Roma en 903.
Tras su regreso, y apoyado por la familia Spoleto y sobre todo por el senador y jefe militar de Roma, Teofilacto I y su esposa Teodora, depone y hace encarcelar al antipapa Cristóbal para luego hacerlo estrangular junto al papa León V.
Eliminados el Papa y el antipapa, sus valedores lo hacen elegir pontífice el 29 de enero de 904 y manda anular los decretos surgidos de todos los concilios celebrados desde 898 que buscaban rehabilitar a Formoso. Luego inicia un segundo juicio contra el cadáver hallándolo nuevamente culpable y arrojando sus restos al Tíber.
Sergio III tuvo como amantes a la esposa de Teofilacto y a la hija de este Marozia, con la que tuvo un hijo, el futuro papa Juan XI, que se convirtieron en los verdaderos gobernantes de Roma durante varios decenios.
Durante su pontificado, en 905 el emperador Luis III intentó regresar de su exilio, siendo capturado y cegado por el rey de Italia Berenguer I que lo destituyó como emperador e intentó infructuosamente que el papa Sergio lo coronara como sucesor.
En su relación con Bizancio, autorizó el cuarto matrimonio del emperador León VI con su amante Zoe, que le había dado su único heredero. Con ello no sólo se enfrentó con el Patriarca de Constantinopla, Nicolás el Místico sino que ignoró tanto la legislación civil de la época, como la eclesiástica.
Entre los aspectos positivos de su pontificado cabe señalar que durante el mismo, en 910, se fundó la abadía benedictina de Cluny gracias a la donación de una villa que realizó el duque Guillermo I de Aquitania con la condición de que la misma dependiera directamente del Papa y no de un noble o un obispo.
Asimismo reconstruyó la basílica de San Juan de Letrán que había sido destruida por un terremoto. En las medallas de este pontífice está esculpida por primera vez la tiara.
Sergio III falleció el 14 de abril de 911.
Fuente: EC